ࡱ> )` D1bjbj 48 *FJ4~~~:::8rV,+.v $/*******$,hA/*~*~~e+B%B%B%~~*B%*B%B%~~B% ӻ0g:$B%*{+0+B%/$/B%/~B%LCvTB% DQCCC**$jCCC+ VV~~~~~~ Entre juegos y tareas: Una etnografia de las actividades cotidianas de los nios A uw-Xavante (MT, Brasil) ngela Nunes, PhD CRIA - FCSH/UNL, Portugal angelanns@gmail.com Resumo: Neste artigo apresento uma etnografia da vivncia ldica presente no cotidiano das crianas indgenas A uw -Xavante, que no s se manifesta em brincadeiras e jogos como tambm perpassa a sua participao em tarefas de produo familiar e comunitria. Desenvolvido em 1990-96 e originalmente publicado em 1997 como parte de dissertao de mestrado, este estudo evidenciou a ausncia de estudos antropolgicos sistemticos que ento havia sobre a infncia indgena no Brasil, e sobre a infncia em geral, e teve como objetivo trazer a criana para primeiro plano, tentando demonstrar que a antropologia da criana era possvel, vivel e que abriria novas perspectivas para o conhecimento das sociedades. O brincar aqui proposto como uma espcie de denominador comum s crianas de todo o mundo, manifestando universalidade e concretizando a sua essncia na singularidade sociocultural de cada povo. Palavras-chave: brincar, crianas, A uw-Xavante, povos indgenas no Brasil Resumen: En este articulo presento una etnografa de la vivencia ldica presente en las actividades cotidianas de los nios indgenas A uw -Xavante, que no solo se manifiesta en juegos sino tambin traspasa a su participacin en tareas de produccin familiar y comunitaria. Desarrollado entre 1990-1996 y originalmente publicado en 1997 como parte de mi tesis de maestra, este estudio evidencio la ausencia de estudios antropologicos sistemticos que hasta entonces habia centrados en la infancia indigena en Brasil, y sobre infancia en general, y tuvo como objetivo traer a la infancia a un primer plano, intentando demostrar que la antropologa de la infancia era posible, viable y que abrira nuevas perspectivas para el conocimiento de las sociedades. Jugar es propuesto como una especie de denominador comn de los nios de todo el mundo, manifestando universalidad y concretando su esencia en la singularidad sociocultural de cada pueblo. Palabras clave: jugar, nios, A uw-Xavante, pueblos indigenas de Brasil. Presentacin Al hablar de juegos infantiles, dndoles importancia, lo habitual es pensar en una serie de actividades destinadas a fomentar la incorporacin de reglas y valores que permean los mecanismos de socializacin por los cuales los individuos pasan a lo largo de los primeros aos de vida. Aunque reconozco la validez de esta opinin, pienso que la importancia de los juegos se extiende ms all, alcanzando otras instancias de la existencia y cumpliendo una multiplicidad de roles todava por develar. Esta afirmacin se fundamenta en mi observacin de nios y nias en diversas sociedades y contextos, y en estudios etnogrficos desarrollados en 1987 entre los indgenas Tux (Nunes 2011) y, ms sistemticamente, entre los indgenas A uw-Xavante, en la dcada de 1990, con objeto de conocer a los nios y nias en dichas sociedades. Estos diversos estudios me permitirn constatar que los nios se expresan, esencialmente, a travs del juego y que ste est presente incluso cuando se desempean tareas familiares y comunitarias. Propongo, entonces, pensar el carcter ldico con que los nios actan como denominador comn de los nios de todo el mundo, manifestando universalidad y, al mismo tiempo, concretando su esencia en la singularidad sociocultural de cada pueblo. Maybury-Lewis (1984:112-120) nos cuenta que los nios Xavante pasan el tiempo viendo lo que sucede en la aldea y jugando, muchas veces imitando a los adultos, ayudando en pequeas tareas y andando detrs de los dems. Dice, adems, que en esa edad toman conciencia de importantes diferencias presentes en la vida de su pueblo, a saber: entre nios y nias, jvenes y viejos, consanguneos y afines. Sugiere que, no obstante la aparente falta de disciplina expresada en la libertad de poder hacer todo, al mismo tiempo en que no es obligada por los adultos a hacer nada, y en ausencia de la ansiedad por parte de stos en ensearles lo que sea, los nios Xavante logran la autosuficiencia durante estos primeros aos de su vida y su integracin en el mundo adulto de la comunidad se consigue plenamente. No analiza, sin embargo, el modo como sucede ese aprendizaje para la vida. Durante ese perodo de intenso aprendizaje, el individuo es nio y juega la mayor parte del tiempo. Jugar, que tan alocadamente expresan, se evidencia como un modo de conocerse, en movimientos de transmisin y recepcin propias, internas y externas, que se revelan adecuados en tiempo y espacio. Mi investigacin junto a los Xavante, revel aspectos importantes sobre el entendimiento de jugar como ampliacin progresiva de la experiencia cultural y social de los nios y nias, como elemento participativo en la construccin de la persona, en un proceso gradual de ordenamiento, integracin e identificacin del individuo, en relacin con s mismo y con varios agrupamientos sociales de los que forma parte. El juego surge como expresin de una necesidad interna de crecimiento que, se estimule o no, acaba por cumplirse. En este artculo presento la etnografa de varias facetas de aspectos cotidianos de los nios en la aldea Namunkura enfatizando la dimensin ldica que las atraviesa, evidenciando detalles hasta aqu casi desapercibidos, y defendiendo su importancia como fuente de informacin y reflexin sobre la sociedad. Es importante destacar que agrupar los juegos y las actividades infantiles, tal como lo hago en las prximas pginas es un recurso metodolgico para organizar los datos recolectados. En trminos de evaluacin y anlisis interpretativo, lo que en algn momento est clasificando como rituales, practicas corporales, productivas, rtmicas, espaciales, temporales, etc... En verdad pueden ser todo eso al mismo tiempo. Por ejemplo, cuando una nia est cantando y bailando, saltando de un charlo de agua de lluvia a otro, en cada uno reproduciendo el movimiento que expresa el necesario balanceo del cuerpo para cosechar arroz o maz, y que es el mismo movimiento de algunas danzas femeninas, ella est conjugando ritmo, espacio, tiempo, ritual, cuerpo, criaola, trabajo, espontaneidad, descubrimiento, diversin, particularismo y universalismo. El juego, las actividades cotidianas y las tareas productivas. El movimiento en la aldea Namunkur comienza temprano. Todava oscuro, se escucha a los hombres en el centro de la aldea, conversando y calentndose con los restos de fogata. Con la primera claridad, las puertas de las casas se van abriendo, se escuchan voces y llantos de nios. Mantas, telas y esterillas son colocados en el techo y los postes de las casas para ventilarse. La primera ida al ro, para la higiene del comienzo del da, se destina tambin a lavar las ollas, platos y otras cosas que se usaron en la vspera, despus de oscurecer. Los nios atraviesan la aldea con su canastito con jabn y algunos toros utensilios de higiene. Cada familia se organiza a su modo las tareas domsticas, funcin de las mujeres, que se hacen acompaar y ayudar por todos los nios de la casa: hijos, hijas, nietos y nietas. Las madres, al salir, definen las tareas de cada uno, aunque estos pueden negarse a realizarlas argumentando cansancio, calor, mosquitos, etc. En ese caso, se quedan en casa a cuidar a los hermanos mejores. Esta negociacin transcurre sin conflicto y slo cuando es por pereza las madres y padres insisten, llegando incluso a obligarlos. Los chicos se quejan de despertar antes del amanecer, cuando todava est fro, para acompaar a padres y padrinos en la pesca o la caza, pero solo hasta los 6 o 7 aos tienen xito en su argumentacin. El da a da de los nios se reparte entre las diversas tareas domsticas que hacen solitos y aquellas en las que ayudan lavar ropa, cuidar a los ms pequeos, baarlos, llevar agua para la casa, ayudar en la preparacin de alimentos, llevar y traer mensajes o cosas, juntar las gallinas dentro de las casas- y deambular por la aldea.Tambin participan de las actividades productivas de la familia, de cosecha y recoleccin, preparacin de harina de mandioca, confeccin de cestera y adornos, aunque mas no sea observando. Ni bien la estructura fsica se los permite, todos participan en estas actividades, estando implcito un proceso educativo de cuyos resultados depende toda la comunidad. Su participacin tiene significado real y aplicabilidad concreta en el mbito de la familia y de la comunidad. El componente ldico, sin embargo, est siempre presente, incluso disimulado por la responsabilidad asumida, por ejemplo, juntar las gallinas dentro de las casas, tarea de los nios menores, frecuentemente se convierte en un animado juego de chocarse con las aves. La orilla del ro es escenario para el lavado de los utensilios domsticos. La vajilla ms difcil queda al cuidado de las mujeres. La restante de las nias que, de acuerdo con la edad demoran ms o menos tiempo y lavan mejor o peor. Con6 o 7 aos son responsables de los platos, vasos, tazas y cubiertos. Mientras lavan es frecuente que se distraigan con lo que sucede en la orilla del ro, personas, conversaciones, el canto de un pjaro en una rama cercana, piedritas, hojitas, burbujas o el ruido de la corriente. Llenan y vacan con agua o arena los recipientes y verifican si flotan. Casi nunca se quedan solas. Siempre hay mujeres o nios de su grupo domstico o de otros grupos. Las ms pequeas tambin intentan ayudar. Toman un utensilio, lo mueven y mueven, lo llenan de agua y arena y se esfuerzan para que quede limpio. Las mayores y las mujeres las dejan hacer y solo al final toman esos artefactos y los lavan ellas mismas, sin crtica negativa ni reclamo. Esta reaccin revela una particularidad inherente al proceso de aprendizaje Xavante. No se espera ms de un nio que aquello que su edad le permite hacer. Por otro lado, lo que tiene capacidad de hacer es respetado como tal y aceptado como participacin efectiva. A salvo de ser juzgado, se siente libre para hacer de nuevo aquella tarea y, as va sabiendo cada vez ms. En realidad, el ritmo de vida en Namunkur permite que esto suceda. Un da, al regresar del ro con una mujer y su hija de 4 o 5 aos, la madre llevando un canasto con ropa y la hija, atrs de ella, un canasto vaco con platos de aluminio y una olla, la nia resbal por el costado del barranco y volc todo en el piso de arena. Al escuchar el ruido, la madre se volvi sin esbozar enojo puso su carga en el suelo, se coloc en cuclillas y continu conversando conmigo mientras la nia, nada apenada, llevo las cosas al ro para pasarlas por agua nuevamente. La madre no la reto ni la reprendi, ni le dijo lo que deba hacer. Cuando todo estuvo listo, la madre se levant, tomo su canasto y se fueron las dos, camino a la aldea. Lavar ropa en el ro exige ms esfuerzo fsico y es, por lo tanto, tarea de mujeres. Las nias lavan prendas pequeas y ayudan a poner el jabn, tirando la ropa en la corriente y nadando para alcanzarlas un poco mas adelante. Finalmente, llevan all a la madre para que retuerza lo lavado. Casi todos los nios lavan la ropa que traen puesta, ya sucia, vistindola de nuevo, completamente mojada. Las madres dejan que las nias mejores tambin lo hagan, sin mantener gran expectativa en cuanto al resultado. En raras ocasiones vi nios lavando ropa, aunque las madres dicen que los nios tambin aprenden a lavar ropa porque pueden necesitarlo estando lejos de la aldea. Siempre que van al ro para lavar, mujeres y nios se baan, aprovechando para refrescar el cuerpo. Tambin baan a los bebs, tarea difcil, que las madres en ocasiones seden a las nias, permaneciendo cerca ocupadas en otra tarea. La dificultad consiste en asegurar al beb, que llora y patalea, y al mismo tiempo lavarlo. Los juegos que hacen con l ayudan a que se calme y divierta en el agua. Las madres se ren al ver estos juegos porque, ellas mismas, no acostumbran a hacerlos. Al regresar a la aldea, adems de la ropa y la vajilla lavada transportada por las mujeres, los nios llevan agua en baldes, bidones y ollas. En el transcurso del da, pueden ser llamados para ir al ro a buscar ms agua, e irn sin reclamar. Al final del camino del ro hay siempre cosas interesantes para ver, escuchar y hacer. En el ro la diversin no falta. A veces demoran tanto para volver que las madres tienen que enviar alguien a buscarlos, o incluso ir ellas mismas. Todos los nios se ocupan de cuidar a otros menores que ellos, especialmente bebs, que precisan estar siempre acompaados. Se quedan con ellos en su regazo, apoyados en sus hombros, tirados en las piernas, en el interior de las cestas. A veces cuidan mas de uno al mismo tiempo, cuando las mujeres van a la recoleccin, al ro, cocinan, lavan, torran harina, duermen, conversan o juegan voleibol al final de la tarde. La ausencia de la madre no dura mucho, cuando el bebe llora con hambre si ella est lejos, una ta o abuela pueden amamantarlo. Los bebs tambin son integrados a los juegos y tareas de los nios que cuidan de ellos: cuando juegan a la casita, a la mam y cuando necesitan ir a cualquier lugar, instalan a los bebs en especies de carritos que empujan o arrastran por el suelo de la aldea. Preparar las comidas es tarea de las madres y mujeres de la casa. Las nias se quedan cerca cuidando para los hermanos menores no se acerquen al fuego, y a disposicin de la madre para ir a buscar agua o cualquier otra cosa, o llevar algn mensaje. Preparar alimentos llama la atencin de todos los nios y las nias radamente aprenden a pelar, cortar, rallar seleccionar porotos, lavar el arroz. Cocinar la mandioca, amasar la masa, prepararla para el secado y torrado de la harina, son actividades hechas por el grupo domstico extenso, fuera de la casa, siempre con muchos nios alrededor, cuya presencia no entorpece el trabajo de los adultos. Por el contrario, les gusta que participen. Los nios traen lea, alimentan el fuego y pasan la mandioca por la mquina, cuando las nias esperan para amasar. Son las mujeres las que torran harina, porque est muy caliente cerca del fuego. En los momentos de descanso de las mujeres, los nios mas grandes aprovechan para revolver la harina de la olla de fierro con una cuchara de madera de mango largo. Los ms pequeos se dedican a espantar a las gallinas de las mesas de harina ya torrada. Por ser una tarea tradicionalmente femenina, son las nias y son los nios de hasta 4 o 5 aos que regularmente acompaan a las mujeres a la recoleccin. Dependiendo de la composicin del grupo domstico (gnero y edad), hombres y jvenes tambin son llamados a colaborar. En la recoleccin, mientras la madre hace el trabajo ms pesado, las nias juegan con los bebs, recolectan frutos, conversan, cantan, suben y bajan sobre troncos cados, resultado del derrumbe y ayudan a colocar alimentos en las canastas. Todas traen alguna cosa para la casa, porque cada una tiene su canasto, adecuado a su tamao. Recolectar lea es tambin una tarea femenina. Debido al uso exhaustivo de los suelos en torno a la aldea, consecuencia de la sedentarizacin, la buena lea solo se encuentra muy lejos, luego de largas caminatas. De modo que cuanta ms lea se pueda traer de una sola vez, es mejor, porque la distancia a recorrer y el enorme peso de la carga resultan en un esfuerzo enorme para las mujeres. Las nias (a partir de 7 u 8 aos) tambin ayudan. Sus canastas, aunque de dimensiones proporcionales a su tamao, vuelven llenas y demasiado pesadas para su, todava, frgil cuerpo. Cuando el grupo domstico tiene pocas mujeres y las nias todava son pequeas, se recurre a los nios o adolescentes ya iniciados. En la pezca (conseguir lombriz para carnada, preparar anzuelos y lineas, e ir a pescar a lugares alejados de la orilla del ro), actividad tipicamente masculina, apenas participan los nios y cada uno tiene sus anzuelos y lineas. Siempre muy comprometidos y divertidos, se muestran orgullosos cuando traen peses a la casa, por pequeos que sean. ste es colocado en el fuego y consumido por todos, aunque solo alcance para un pedacito para cada uno. Antes de salir a pescar tienen que conseguir lombrices, en invierno escabando en el suelo humedo de la aldea o en la orilla de los caminos, y en verano en los mrgenes del ro. Si lo hace solo, no consigue mucho. Si es en grupo,van un poco mas lejos y demoran mas en voler. Tambin acompaan a los padres y tos cuando estos se lejos de la aldea para pescar. Van muy temprano y se quedan all por el da, o pueden demorar dos o tres das. Para estas salidas solo van los nios mayores (mas de 6 o 7 aos) que aprenden las artes y maas de la pesca desde muy pequeos observando al abuelo, padres, tos y hermanos mas grandes. En la aldea, los nios acostumbran usar un palo con una cuerda atado en la punta, jugando con todo lo que encuentran en sus andanzas, como si jugasen en la costa del ro, haciendo y repitiendo los mismos gestos. Tarea masculina por excelencia, la caza cautiva a los nios desde muy temprano. Tienen sus arquitos y flechas, generalmente hechos por loa padres, tos maternos, o hermanos mayores. Proporcionalmente al tamao de cada uno, sirven para cazar, y los usan en el monte al rededor d ela ladea, entrenando puntera y habilidades de manejo, intentando cazar pjaritos u otros animales. stos arcos, tal como los preciados anzueloss, no son usados sin que haya intensin de cazar a menos que se trate de una situacin formal de aprendizajedirigida por un adulto en la aldea. Los nios tambin hacen sus arcos y flechas, pero rudimentarios y menos funcionales, que van mejorando a cada intento. La necesidad de abrir cada vez mas claros para recoleccin, el agotamiento de los suelos, la dificil recuperacin del montey la proliferacin de haciendas de ganado en torno del rea indigena, contribuyen para que la caza abundante solo se encuentre muy lejos de la aldea. Buenas cazas implican en das de caminata, en las cuales solo los hombres y jovenes iniciados participan. Los nios solo van a las salidsa que implican viajes cortos, que ofrecen pocas oportunidades para cazar, pero son oportunidades para aprender como los padres se orientan en el monte, la identificacin de plantas, pjaros, ruidos y olores, construyendo momentos de interaccin enrte hijos y padres, o estrictas en el mundo femenino. Tambin tuve la oportunidad de seguir a dos mujeres (hermanas) y algunos de sus hijos (5-8 aos) en la recoleccin de hojas de palmera, necesarias para cubrir el suelo de las habitaciones. Por el camino, los nios iban recolectando pequeos frutos que comen inmediatamente siempre mirando la copa de los rboles y los arbustos mas bajos. A veces se escapan por el medio de la selva y aparecen por delante de sorpresa, o esperando por nosotras subidos a los rboles. De vez en cuando arrancan hojitas, las amasan fregndolas con las manos y mezclando un poco de saliva y alindolas. Cuando les pregunto si era una planta medicinal las mujeres ren y dicen que eso no pero que estn imitando a los padres cuando va por el monte y toman hojas para curar dolencias. Y as aprenden a conocer las plantas. Lejos de los senderos, las mujeres con las palmas de las manos empiezan a cortar las hojas, dejndolas en el suelo. Los nios van detrs, toman las hojas y las dejan en un claro del monte. En cada pequeo intervalo, juegan con palitosterrones de tierra, dan vuelta a los arbustos o suben a los rboles. Las mujeres atan las hojas en dos montones enormes, que atan por el camino y recogen al regreso. La vuelta es rpida y silenciosa, con las mujeres cargadas por el peso de las hojas colectadas. Los nios traen los machetes que utilizaban y siguen su paso, ahora sin parar a lo largo del camino. La llegada de las mujeres son celebradas, se sientan a la sombra para descansar mientras los nios que fueron y los que se qeudaron en la aldea, van a sacar la paja vieja del interior de la casa, hacer un montn con l, saltar encima, esconderse all dentro, empujando unos a otros, rodando hasta el suelo. Los desafos del cuerpo y la estacionalidad En el perodo que corresponde a la infancia, el cuerpo se desenvuelve pasando por estadios de crecimiento nuy diferenciados, en constante ejercicio, desafiando y siendo desafiado. Se convierte as, en un instrumento de juego al cual la imaginacin no le da descanso, recreando la esencia de cada gesto en innumerables formas y posibilidades. Otros nios, objetos, la topografa, las estaciones del ao y las condiciones climticas, entre otros factores, ayudan a componer esa especie de laboratorio donde se experimenta el propio crecimiento. Y, aunque lo que mas se evidencia sean las experiencias fsicas, las emociones y las elamoraciones mentales forman parte del proceso, igualmente. Comencemos por los movimientos mas bsicos, caminar, que casi nunca sucede en sus expresiones mas simples: cuando necesitan ir de un lado a otro, no siempre los nios apenas caminan. Su andar toma varias formas: en un slo pie, a los saltos, alternando las piernas, hacia a trs, de costado, con los ojos cerrados, mirando para arriba o cubriendo los ojos. Dndo grandes pasos o pequeos, andando muy rpido o muy lento, sobre lneas imaginarias rectas o sinuosas. El resto del cuerpo acompaa estos diferentes modos de trasladarse, propiciando el equilibrio y balanceo necesarios. La voz, expresando los ritmos y las intensidades que el cuerpo experimenta, es un componente igualmente importante. Los nios tambin disfrutan de girar sobre si mismos, con los brasos abiertos, para mantener el equilibrio, intentando despus avanzar algunos pasos, hasta caer completamente mareados. A veces, darse la mano de a uno o de a dos, girar juntos ms y ms rpido hasta que tener mareos, tambalearse y caer al suelo en medio de grandes carcajadas, o utilizar objetos (generalmente palos de varios tamaos, espesores y pesos) como prolongacin del cuerpo, o para cambiar su eje, mientras caminana o giran. Estos objetos tambipen pueden ser apoyados en los ombros, en el empeine, en la cabeza o en la punta de los dedos. Atravesar la aldea corriendo es comn a todos los nios, a menos que transporten algo que pese o se pueda caer, que estn cansados o que haga mucho calor. No porque estn apurados, sino porque el cuerpo pide movimiento. La corrida se vuelve mas sofisticada con ayuda de aros, ruedas de bicicleta, o un tamiz, empujados al correr en curvas cerradas y maniobras complicadas, experimentando diferentes tipos de terreno. Pueden estar solo jugando a correr unos como los otros, pero cuando llevan mensajes o tienen que ir a cualqueir lugar, toman sus ruedas y all van ellos a velocidad vertiginosa. Los mayores hacen drepresentaciones que agradan a los menores. La invencin y recreacin de estos juegos parece no tener lmites. Si es necesario llevar mandioca a la casa de alguien, o mas vajilla a la mujer que est lavando en el ro, improvisan vehculos para transportar su carga: una caja o un bidn de plastico cortado por el medio que impulsan con una cuerda. Tambin transportan a los hermanos menores, de casa en casa, para la orilla del ro, transformando su tarea de cuidado en un juego divertido par ambos. A veces las cargas son un juego, por ejemplo, un soporte hecho de una lata llena de pilas usadas, tirados por una cuerda atada a la pierna al final de un palo. Protejerse en el espacio tiene muchas variantes. Saltar es otro movimiento frecuente, para ver quien llega mas alto, si alcanzan la rama de un rbol un arbusto o la lnea de labado de ropa. Saltan de una cosa a otra. En una de mis estadas en la aldea habpia una mquina agricola rota, dejada debajo de las mangueras. Los nios adoraban permanecer subiendo y saltando, experimentando diversas alturas y midiendo su coraje. Los cambios estacionales tambin propiciaban diferentes oportunidades para el cuerpo. En el ro, dependiendo de la poca era posible saltar del barranco o de los rboles mas cercanos a las aguas profundas, precisando nadar con fuerza, o bien, pudiendo apenas atraversarlo con le agua por las rodillas y quedar enlas playas haciendo bollitos o casitas. La arena suelta en la poca seca es optima para cama y rodar el cuerpo hasta el agua. En la poca de lluvias, hacen eso en el rea central de la aldea, cuando los arbustos y hierbas hacen una capa suave sobre el suelo.. Las seales estacionales y de diferentes momentos del ciclo de renovacin de la naturaleza, por otra parte, se notan de variadsimas formas. Los tonos marrones y secos de la temporada seca alternan con un verde vivo exhuberante de la estacin de lluvias, flanqueando la ruta de acceso y la insercin en el monte. Los calmos ros de aguas bajas y lmpias de mitad del ao, seden su transparencia a las aguas revueltas y embarradas creadas por las inundaciones causadas por las fuertes lluvias de octubre, cuando las rutas se convierten en verdaderos pantanos fangosos. En la aldea, el suelo del rea central, duro liso y polvoriento en la estacin seca, con la lluvia se vuelve resbaladizo, encharcado, salpicado de hierba y arbustos bajos. Alimentos como cscara de arroz y mandioca, consumidos en los meses secos, dan lugar a la sanda, chclo y banana en perodos siguientes. Por la oportunidad que tuve de observar a los nios Xavante en pocas del ao bien distintias, pude constatar la existencia de un repertorio de juegos que obedecen a una estricta realcin con las condiciones ambientales resultantes del ciclo y del ritmo estacional. Esos juegos establecen entre s una relacin de complementariedad, reflejando momentos de interiorizacin y exteriorizacin, concentracin y expansin, descubrimiento y reafirmacin de vivencias individuales y colectivas, por cierto necesarias para un desarrollo equilibrado y pleno. La vivencia de la estacionalidad implica el tejido de diferentes relaciones de espacio/tiempo en las cuales la vida domstica, la produccin familiar y la organizacin comunitaria se encaminan y se desbordan a lo largo del ao, en arreglos que refeljan tambin etapas del ciclo de vida de cada individuo. La ausencia o presencia de lluvia alteran igualmente la vida de los adultos. Cuando el tiempo est seco, al anochecer, los hombres mas viejos encienden fuego en el centro de la aldea y se quedan all hasta que sale el sol, sentados o recostados con esterillas. La llegada de la lluvia condiciona la frecuencia y la duracin de estos encuentros, no encienden fuego y regresan mas temprano a sus casas. Las mujeres tienen mas dificultades en las tareas domsticas realizadas en el ro ya que los mrgenes se transforman en barrancos inclinados, rodeados por arbustos. En el verano, la salida para la recoleccin era al amanecer y el regreso cerca de las 11. Con el sol en alto, con la sequa y el intenso calor, con las cestas llenas y pesadas, conviene regresar lo mas temprano posible a la aldea. En el invierno, en cambio, la salida para la recoleccin era mas tarde e irregular. La mitad del da era pasada casi siempre fuera de la aldea y la comida aplazada para mas tarde, porque de da se alimentaban con frutos recogidos en el camino. Estas alteraciones de la rutina de los adultos, se replejan igualmente en la vida de los nios: en su movimiento por la aldea y caminos que circulan, en el desempeo de sus tareas y tambipen en sus juegos, como en seguida ejemplifico. La textura seca, lisa y dura del suelo ofrece ptimas condiciones para jugar a las bolitas, pero en un suelo de tierra encharcada, la bolita no desliza. Adems, el movimiento de los pies en busca de posiciones adecuadas deja en el suelo hmedo marcas nada convenientes, Este juego, freceunte en la poca seca, reune pequeos grupos, generalmente observados atentamente por los nios mas pequeos. Los que juegan, sabindose observados, exhiben su habilidad con seriedad ritual. A falta de bolitas de vidrio, semillas o bolitas de barrosecas sirven a los mismos fines. Las lluvias alteran la densidad del suelo y anulan las condiciones adecuadas para la eficacia de jugar con las bolitas, dndo lugar a otros juegos. Con un zapato, una lata o un palo, abren zurcos que hacen de caminos que son recorridos por el mismo zapato, lata o palo, como si fuesen autos atravesando la selva en viajes imaginarios. Al empujar sus vehculos improvisados con latas o palos, emiten ruidos fuertes de motores, interrumpidos para intercambiar informaciones y servicios. Dibujan veredas y construyen puentes, eexactamente con los mismos moldes de las que, camino a la aldea, atraviesan los ros de la regin. Podemos observar algunas diferencias entre los juegos de bolita, que ocurre en la epoca seca, y los de los caminos, que suceden durante las lluvias. An siendo ambos juegos colectivos, la experiencia de participacin en el juego de bolitas es individual, se cetra en si mismo y en el se centra blanco en su frente, y es la buena precisin y habilidad personal en la que reside el xito de la jugada. Es un juego silencioso dnde cada uno de los participantes adopta una actitud solemne e internalizada. Por otro lado, en el juego de abrir caminos sucede un movimiento de expansin esterior, hay una distribucin ruidosa del juego, con los nios estableciendo relaciones ficticias entre s, negociando, incorporando y recreando personajes, inventando caminos y lugares. La identificacin de estas diferencias entre los dos juegos no tiene el objetivo de ordenarlas cualitativamente y si de sugerir complementariedad en cuanto a las posturas corporales y la interaccin grupal. Pero observemos otros ejemplos. Cuando la tirra est humeda, se puede rascar facilmente con un palito cuya longitus y grosor dan lugar a trazados y manejos diversos. Los nios mas grandes tambin utilizan tapas de latas o puntas de pilas para hacer otro tipo de figuras o diseos en el suelo, mas figurativos y detallados. Cuando la tierra esta seca, la tcinca es distinta. Traen agua del ro en bidones y, dependiendo del dimetro de las ramas o si estas les permiten incorporar un chorro de agua, el diseo es hecho con marca de agua escurriendo y humedeciendo el suelo castao claro. Adems de las formas que consiguen disear, observan tambin la evaporacin, que es rpida, y que causa diferentes gradaciones de castao oscuro, hasta que todo queda castao claro y seco nuevamete. Los dibujos que surgen no tienen formas bien definidas, porque es dificil dibujar de ese modo. Son esencialmente experiencias de lanzamiento del agua y cuando comienzan a dominar esa tcnica lo que predomina son los diseos geomtricos. Sucede tambin que dibujan una lnea cerrada, cuyo espacio interio va a ser pitnados con agua hasta que quede todo oscurecido. La tierra humedecida del suelo en invierno es todava instrumento para la construccin de pequeas casitas (ver detalle en el siguiente tem), juego constante, individual o grupal, que incluye a nios y nias, que no sucede del mismo modo durante la temporada seca. Hmeda es facilmete moldeable, permite formar paredes pequeas con las manos, enterrar palos para componer la estructura y dar forma a los detalles del interior, expresando el modelo de las casas xavante. Presenci la construccin de casitas con otros materiales y en otros lugares, lo que evidencia un aumento de la experimentacin de la destreza motora y en la exploracin de la sencibilidad de texturas, densidad, formas, percepcin del espacio y de aventura creativa, ya que nada viene dado y los juegos se inventan. Todo presentado por la sabia naturalesza y aprovechado creativamente por los no menos sabios nios. Incluso en los distintos espacios colectivos dnde los nios juegan, es fcil notar cuanto canbia el escenario de los mrgenes del ro en una y otra estacin. En el medio del ao las aguas corren lmpias, bajas, calmas, transparentes. Los bordes forman playas de arena que ofrecen espacio para las tareas domsticas, conversaciones y juegos. De modo general, hay una mayor lentitud en todo. Los nios observan el fondo del ro, toman piedritas y otras cosas que les provocan curiosidad y vuelven a ver que se hundan o alejarse sinuosamente en la corriente. Es la mejor poca para que los mas pequeos tomen contacto con el agua y aprendan a nadar. Hay mas tiempo para, de acuerdo con la edad, participar de las tareas que las madres cumplen diariamente. Los nioas mas pequeos llegan incluso a atreverse a ir al ro solitos en pequeos grupos para baarse, buscar agua o lavar alguna cosa a pedido de las madres, ya que en la orilla el volumen de la corriente parece no ofrecer riesgos. En la poca de lluvias el voluemn de las aguas cubre as playitas y las mrgenes son formadas por barancos empinados y resbaladizos. Es mas dificil para las tareas domsticas, pero ideal para saltar a las aguas profundas del ro. La corriente fuerte, inmediatamente lleva a los nios al fin de la curva del ro, dnde suben nuevamente al baranco, corren fuerte atrs y saltan nuevamente. Tambin juegan a un tipo de toca-toca, en pares o en grupo, que consiste en dar saltos sucesivos y bajo el agua, tratando de atrapar uno al otro. En las aguas barrosas y opacas no se ve nada al bucear y es extremadamente dificl que unos encuentren a los otros. En tanto, y rapidamente, la corriente, que den tan fuerte no permite que se juegue parado dentro de ro, los coloc dnde no se puede jugar, hay que subir el barranco, volver corriendo y saltar una vez mas. Los grandes grupos que se forman para ese juego. En los grandes grupos que se formaban para estos juegos haba nias de todas las edades, los mas chicos encantados con la audacia de los mayores y sus variadas formas de saltar al agua, y aquellos orgullos de su coraje y agilidad. Algunas de las pequeas solo mirabas, mientras otras intentaban tambin saltar. Nadie las apuraba. Se sentan libres para decidir de dnde saltar, midiendo la altura en relacin al ro, el balanceo preciso, la distancia a que proyectar y , principalmente, su coraje para hacerlo. El lmite era conisderado por s mismas. Obviamente, no era un momento tranuilo para estos nios, la emocin del desafo estaba estampada en sus rostros y en la agitacin de sus vaivenes. Pero hab tambin la seguridad de que no seran obligadas a saltar. Las madres las miran mientras hacen otras tareas, comentaban y rean discretamente entre s, pero no interferan ni manifestaban ansiedad. Si no saltasen, la oportunidad podra repetirse en la estacin de lluvias siguiente, cuando ya fueran mayores. La alteracin del comportamiento, ritmo, postura, en conformidad con las alteraciones estacionales puede, a primera vista, puede parecer una casualidad. Pero piesno lo contrario. La observacin que realic entre nios liberados a sus juegos, en distintas realidades geogrficas, sociales, culturales, demuestra que la recurrencia de esas alteraciones y alternancias trae consigo seales que merecen atencin mas detenida. Pensemos en el caso de los juegos de tradicin milenaria barrilete, bolitas, saltar en un pie, rayuela, saltar la cuerda, correr, payana Son juegos que obedecen a mascas explicitas producto de lso ritmos y ciclos estacionales. No se trata, por tanto, del cumplimiento de un calendario rgido y prefijado. Los nios que acompa en la periferia de San Pablo comienzan a hacer volar sus barriletes cuando comienza la temporada de vientos. Sin viento no hay barriletes en el cielo. Al preguntarles qu hace que se termine la moda de un juego y que comience otro, la respuesta es nadie lo dice... la gente lo va sabiendo Pero lo que hay detrs de esta relacin aparentemente tan obvia? En la literatura antropolgica tenemos algunos trabajos clsicos que discuten cuestiones estacionales y que nos pueden servir de referencia. En la dcada del 30, Marcel Mauss (1974) describe comportamientso sociales opuestos, observados en la sciedad esquimal en verano e invierno. Mas all de los factores mabientales que condicionan estas dos vivencias de intensidades extremas, Mauss concluye que las estaciones no son la causa mas inmediata pero si que contribuyen a esa oposicin marcada. Como es un ritmo estacional con contrastes muy evidentes, puede parecer que la vida social se ha determinado por ello, pero siguiendo a este autor, te no sera el nico motivo. Esto, porque hay otras poblaciones que no son esquimales, que viven relativamente prximas y atraviesan las mismas condiciones ambientales y climticas, entre las cuales no se verifica esta oposicin de ritmos y comportamientos sociales. Inspirado en Mauss, al analizar el modo cmo los Nuer conciben las nociones de tiempo y espacio, Evans-Pritchard (1978) verific que estas estaban estrechamente ligadas a la vivencia del ciclo estacional y a las actividades sociales que en su secuencia se desarrollaban. El paso de uns estacin ala otra no suceda en una fecha precisa. Suceda en la medida en que las condicnes ambientales iban determinando el movimvineto de las personas: la llegada de las lluvias y crecimiento de los pastos, el crecimento de ciertos vegetales, el movimiento de peces en el ro. Hay un orden lgico segn elc ual las actividades van transcurriendo, y cuyos puntos de referencia son dados por el ciclo de cambios naturales y la implicancia qu estos tienen en la vida social. Pero, siguiendo a este autor, hay un momento en que la concepcin del tiempo y espacio deja de ser solamente determinada por factores ambientales y comienza a ser penetrada por las realciones interstructurales de la sociedad, reflejando la interaccin de los grupos que la componen, Als conclusiones de Mauss y Evans-Pritchard se aproximan: cada sociedad tiene una forma especfica de organizacin y concepcin del espacio y el tiempo. Podramos interesarnos en comprender las relaciones entre condiciones ambientales y geogrficas, pero nos interesa centralmente intentar develas las reelaciones entre los individuos, el medio y su vida colectiva. Tiempo y espacio son experiencias peculiares y esenciales de las personas en todas las sociedades, tienen un aprendizaje implcito, incosciente por momentos y conciente por otros, pero abolutamente necesario en la formacin del individuo. La gama de posibilidades y potencialidades que cada nio experimenta en su actividad ldica no se limita al desarrollo de la percepcin de las nociones de tiempo y espacio. Lo que aqu defiendo es que en el transcurso de la infancia, son los juegos que establecen los puntos de referencia para esta percepcin y que, una vez incoporporacdos, se vuelven conocimiento, tanto de dominio individual como colectivo, que acompaar al individuo a lo largo de toda su vida. El estudio de los juegos, sus ritmos y ciclos, se presenta, por tanto como un instrumento privilegiado de investigacin y anlisis, pudiendo traer contribuciones inditas y sorprendentes no solo al entendimiento de los nios de cualqueir sociedad, como pueden tambin ampliar la utilizacin de determinadas categoras tericas y conceptuales usadas frecuentemente por la antropologa. Jugando a la casita. Jugar a la casita es algo que ciertamente forma aprte de nuestros recuerdos de la infancia. Detrs de las cortinas, debajo de las puntas de un mantel de la mesa del comedor, entre cajas de cartn amontonadas momentaneamente en algn lugar de la casa, entre escalones, en el espacio ente dos muebles, en un largo tronco de rbol. Usando ollitas, platitos, mantitas, muecos de ministura a los uqe vestir, luego dar de comer y baar, que se duermen siendo acunados o en la camita. E incluso, colocndose en diversos papeles que integran historias fabulosas, dnde el escenario puede ser la casa, un castillo, un nido, una tienda, el zoolgico, la estacin de servicio, la entrada al edificio, el puesto de la feria, una fiesta, la guadia mdica, una oficina, la escuela, la gruta, un barco pirata, una caa, etc. Incluso viviendo en medios urbanos, los nios continan jugando a la casita recorriendo varias de estas modalidades. Incluso aunque, en extremo, pueda ser denominada de nave espacial o shopping, el juego de la casita mantiene su esencia de construccin de vivienda, de un espacio que contenga un mundo que solo pertenece a los nios, grupal o individualmente y que, al mismo tiempo, refleja el mundo que las rodea del cual no pueden alienarse y al que necesitan elaborar. En este tem presento este juego tal como lo presenci en Namunkur, mostrando trazos especficos de la sociedad Xavante. La primera vez que percib la coherencia de este juego es cuando estuve dentro de una de las casas de la aldea, conversando con una mujer, y escuch a sus hijas de tres y cinco aos respectivamente, hablando y movendose dentro del compartimiento del matrimonio. No entiendo lo que dicen y le pregunto a la madre. Ella re y me dice que estan haciendo de madre e hijita y que van all dentro porque les gusta jugar sin que otros las vean. Confirma que este juego sucede con frecuencia y destaca que ls nias Xavante no tienen mueca y juegan con los hermanos. En otro momento, tambin dentro de una casa, una de las nias usa la pared fue hecha de palmera, una totora inclinada y una esterilla y delimitan un pequeo compartimiento dnde solo ella cabe sentada con las piernas encogidas. La esterilla funciona de puerta, que ella abre y a travs de la cual entra y Sali en busca de algo o para hacer alguna cosa, en conversaciones casi individuales con un ser invisible para nosotras. Va luego a buscar una tela y coloca una punta de esta en la muro de paja dejando las otras sobre el borde de la totora y sobre la esterilla, cubriendo el espacio dnde se acuesta. Se queda all, quieta y silenciosa. A veces llega a sdormecerse, comenta su madre. Pasando bastante tiempo sin que se perciba cualquier movimiento, la madre se aproxim para levantar la manta y mirar dentro. Yo tambin me acerqu y vimos que ella est acostada y acurrucada. Cuando nos ve, esboza una sonrisa sin gracias, de ojos brillantes y la madre vuelve a cubrir su refugio. Luego, la hermana menor tambin qeuiere entrar en lac asita y el juego se transforma en madre e hijita con la nia menor siendo acostada y cubierta por la mayor, que pasa a cuidar de ella, como por otra parte sucede en lo cotidiano. Slo vi nias hacer estas casitas dnde da para entrar y permanecer escondido, y que acaban por incorporar el cuidado de un hermano/na menor. Pero esto no me permite afirmar que los nios no las hagan. Hay otro tipo de casitas que las nias hacen frente a las casas donde viven o en la playa de la aldea, reuniendo a nios y nias de todas las edaddes, principalmente en la estacin de lluvias. Se trata , como ya refer, de pequeas construcciones con tierra humeda, erigiendo pequeos muros con las manos y dndo forma al barro o pasando palitos en el suelo de modo de formar paredes. Con dificultades de construccin diferentes, las de barro, mas moldeables, pero tambin mas faciles de romper y las de palitos, mas exigentes en su confeccin, ambas expresa lo mas aproximadamente posible el modelo de casa en que los Xavante viven. La consistencia de la tierra permite moldear las paredes externas y las divisorias internas de la casa, y decorar el interior. Pequeas elevaciones de la superficie recta, un nivel diferente del suelo, indican camas (la del matrimonio, en un compartimento privado y las dems en el espacio abierto de la casa), el fuego (en el centro de la casa) y la cocina (en la pared opuesta a la puerta de entrada). El barro permite pegar pedacitos de pao sobre el lugar dnde se duerme, pilas y tapas de garrafa haciendo de personas acostadas y de utencillos de cocina. Las estructuras construidas con palos puntiagudos en el suelo son un poco mas dificiles de hacer y, por este motivo acostumbram ser aprovechadas por los nios menores cuando los mayores las abandonan. Los palitos tienen hasta 20 cm de longitud y son de un grosor que permite que sean enterrados sin quebrarse. La estrucutura externa y las divisiones internas son posteriormente forradas con latas achatadas, pedazos de plastico o de zapatillas de goma. El interior es decorado mas o menos del mismo modo que decoran las casas hechas con tierra humeda. Los materiales usados para la construccin y decoracin de las casitas son colectados en el suelo de la aldea o en el rea detrs de las casas. Son pilas, pedacitos de telas, de botellas de plastico, tapas de bidones, latas de varios tamaos, papeles coloridos, etc. Los objetos usados para la decoracin interior constituyen posesiones individuales guardadas en pqeueos cestos que los nios traen cuando van a jugar, y que recogen cuando van de regreso. Pueden, mientras tanto, ser compartidos, sabiendo siempre a quien pertenecen: si alguien estuvo usando una pila que es de otra, cuando esta quisiera irse, puede devolverla sin que se la reclamen. Para que alguien juegue con los materiales que otra est usando, aguarda que esta de por terminado el uso en su juego, lo que es indicado por la expresin tib (termin). En cuanto cada nio juega en su casita, a veces en duplas, otros mirando y esperando la oportunidad de jugar con aquella estructura y darle otra forma. Hermanos menores pueden ser incorporados, sea porque tienen que cuidar de ellos, sea porque pueden pedirles que busquen caulqueir cosaque necesitan. Cercanas unas de otras, he registrado un mximo de tres casitas. No he registrado ninguna formacin representando la totalidad de la aldea. Un domingo sin lluvia, grupos se ubicaron a la vuelta de unas estructuras de palos y una montaa de latitas por mas de seis horas seguidas, siendo variable el tiempo de participacin individual. Asist extraordinariamente a conflictos por la posesin de objetos o casitas. Al contrario, cuando una casita es abandonada por un nio, parece obvio que luego otra la tome como propia, temporariamente. La posesin dura mientras existe una relacin de significado entre tener aquellos materiales y el desarrollo del juego. Tan pronto como esto termina, se deshace la relacin de posesin con los objetos, salvo para uso personal, que se almacenan en canastos cada nios, para su uso posterior. sta es, creo, el mismo tipo de relacin que los adultos establecen con la tierra que usan para hacer su huerta: es propia en la medida en que en ella producen. Y, del mismo modo, son personales y guardadas en los cestos de casa uno las herramientas y los productos del trabajo. Respetar la casita que es de otro y esperar que sea desocupada, puede ser reflejo de un comportamiento observado entre los adultos Xavante. Cuando una familia deja su casa porque esta vieja o porque se cambia de aldea, otra familia puede ocuparla, reformarla, usar apenas los palos que todava estn aptos para su uso, o la casa dejada slo con cobertura puede convertirse en un lugar colectivo en cuya sobra se seca arroz, se conversa, o los nios juegan. Por ejemplo, una familia reconstruy uun antiguo h (casa de los wapt, abandonada luego de su iniciacin) y hace ah su propia casa; otra, forro las paredes de una casa que antes fue utilizada como lugar colectivo. Los nios tienen la oportunidad de vivenciar este tipo de comportamiento al interactuar unas con otras. En fin, crecen presenciando igualdad en el acceso a los recursos naturales, a los conocimientos, a la toma de decisiones, aspectos importantes sobre los cuales se basa la sociabilidad de su pueblo. Me gustara, adems resaltar la estrategia de corrspondencia que existe entre el nmero de divisiones internas de las casitas que cada nio contruye y la calidad de parejas que habitam en su casa (cada pareja tiene un espacio reservado para s dentro de la casa). Bajo la mirada atenta de las dems casa una organiza el espacio interno de su casita con detalles que reflejan su propia casa. Cuando una casita es abandonada por un nio y otro la ocupa, este siempre deja la estructura externa del modm que esta es, y cambia las divisiones internas y la disposicin de los objetos. Uan vez que la casita est lista, los objetos personales (cuando los hay) que traen dentro de una canastita son inicialmente despejados dentro del comportamiento interno que corresponden al cuarto donde la pareja adulta duerme. De ah, son distribuidos para los otros lugares de la casa. Pueden, la mayor parte de estos objetos permanecer dentro del cuarto. En las casas Xavante, todo lo que s mas importante, personal y precioso para cada familia es guardado dentro de esta divisoria, nico espacio privado en las casas. Hasta los alimentos comprados en la ciudad son guardados ah. Es un espacio reservado a la familia, protegido de miradas indiscretas. Pienso que este juego ofrece intensas posibilidades de reflexin sobre la lectura que los nios y nias hacen de su sociedad, desde el grupo domstico al universo de relaciones comunitarias, elaborandolsd, reformulandolas y expresandolas, manifestando la percepcin de trazos culturales a travs del juego, una de las prcticas mas comunes entre los nios de todas las culturas y de todas las pocas. La descripcin que presento aqu es un recorte dentro de estas posibilidades. Si Juego de la casita es la denominacin mas comunmente utilizada para disear e identificar este juego, otros pueblos talvez lo denominen de otro modo. En Namunkur, uno de los hombres mas viejos me cont el significado que este juego tiene para los Xavante, mientras observabamos una escena para mi memorable. A pocos metros de nosotros una nia de cinco o seis aos coloca una escoba dentro de una lata y entre esta y la pared de la casa coloca una esterilla. Del otro lado pone un papel que apoya con unas piedras dnde acostumbran romper coquitos. Para el espacio reservado que se crea entre esas paredes, ella trae un cachorro, sus zapatillas, ropa muy vieja y llena de agujeros, y unos trozos de cartn que recubre el suelo. Trae tambin a los hermanitos menores, de poco mas de un ao, que ella tiene que cuidar mientras la madre y hermanas mayores estn en la cosecha, y lo sienta, entrando tambipen ella dentro. All se qeuda un poco, entra, sale, toma el beb, vuelve a colocarlo en el suelo, endereza las paredes, arrastra algunos de los coquitos que sobran por ahpi para acercarlos mientras va hablando, hablando... Cuando pregunto al hombre Xavante que es lo que ella est haciendo, l me dice sin pensar mucho: ella est asi... jugando a ser nia! A modo de conclusin La presentacin de este abordaje del juego contribuye a contrarrestar la idea de que los nios no hacen nada durante el juego, o al menos nada de lo que es importante o digno de nuestra atencin. En mi opinin, todo lo que ocurre durante la produccin del juego es importante y merece especial atencin, tanto por la antropologa, como en otras reas de indagacin dedicados a la infancia. Adems de los retos del cuerpo, durante el juego, el nio se relaciona simultneamente con su mundo interior y el exterior, el establecimiento y el desarrollo de puentes, conexiones, rutas y direcciones, fundamentales para la comprensin de la vida. Mucho ms que una lista de actividades que van a jugar en su da a da, la obra es un estado de nimo que se respira en esta peculiar forma de ser y el nio en su vida, lo que le permite entereza, integridad, invencin y una calma efervecente para el descubrimiento de uno mismo, de los dems, de todo. Referncia bibliogrficas Evans-Pritchard. 1978[1940] Os Nuer. So Paulo. Ed.Perspectiva, Col. Estudos. Frazer, James. 1982 [1911]. O Ramo de Ouro. Ed. de Douglas, M., Editora Guanabara Koogan, R.J. Geertz, Clifford. 1973. A Interpretao das Culturas. Zahar Editores, RJ. Huizinga, Johan. 1971[1938]. Homo Ludens. O Jogo como Elemento de Cultura. Edusp. Lvi-Strauss, Claude. 1989 [1962]. O Pensamento Selvagem. Papirus Editora. Lopes da Silva, Aracy. 1983. Xavante: Casa-Aldeia-Cho-Terra-Vida, in Habitaes Indgenas, Caiuby Novaes, S. (org), EDUSP. Lopes da Silva, Aracy. 1986. Nomes e Amigos: da prtica Xavante a uma reflexo sobre os J. Col. Antropologia, vol.6, FFLCH/USP. Mauss, Marcel. 1974 [1934]. 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Francisco (texto e ensaio fotogrfico), em Maria Rosrio de Carvalho & Ana Magda Carvalho (orgs), ndios e Caboclos: a histria recontada, Salvador, EDUFBA, pp. 129-146. Turner, Victor. 1974. Liminal to Liminoid, in Play, Flow and Ritual: an essay in comparative symbology. The Anthropological Study of Human Play. Rice University Studies 60:53-92 Giaccaria & Heide. 1984. A'uwe Uptabi. Xavante Povo Autntico, 2a. edio, So Paulo.  Nota de la autora: este artculo es una versin compacta del un capitulo de mi disertacin de maestra en Antropologa  A Sociedade das Crianas A uw-Xavante: por uma antropologia da criana , apresentada FFLCH/USP, Brasil (Nunes 1997), publicada commpleta por el Ministrio da Educao, Portugal (Nunes 1999). La revisin epistemolgica que en la dcada de 1990 di origen al nuevo paradigma sociolgico y antropolgico para estudio de la infancia no era, entonces, referencia en el ambito de las investigacin en Ciencias Sociales en Brasil. En una poca en que el acceso a colecciones internacionales via internet todava era estremadamente limitada, apenas tom conocimiento de este debate en 1998, en Berln, cuando inici revisiones bibliogrficas para mi doctorado (Nunes 2003). Agradezco a Noelia Enriz y Carolina Duek, directoras de la revista Ludicamente, por el inters e iniciativa de traduccin y publicacin de este texto en espaol.  Portugal y Brasil, escuelas, jardines de infantes, barrios, plazas y calles, en el mbito de proyectos educacionales.  Los indios Xavante se identifican a si mismos como Auw. En su lengua esta palabra significa  gente, pueblo, nosotros- siendo esta, por lo tanto su identificacin lingustica. Habitan en el estado de Mato Grosso, en Brasil central. no Brasil Central.  Las palabras niez e infancia no tienen traduccin en *08:Nb t v ujbZRZhQCJaJhpCJaJhoCJaJhohoCJaJh+Bfh@ 5CJaJh+Bfhg1CJaJh+BfhIlCJaJh+Bfhg15CJaJh+Bfh,X5CJaJh 5CJaJ!jh hN;0JCJUaJh+BfhQ!5CJaJh+Bfh45CJaJhAhQ!5CJaJhA5CJaJhQ!5CJaJ0 : b d  (BF"&& 'A*q.8 $dha$gd $dha$gdN $dha$gdg1 $dha$gd,X $dha$gd $dha$gdg11C1  , @ J L \ j  $ / a q l z |  ·{h%h@ CJaJmH ,sH ,h+Bfh+BfCJaJh+Bfh4CJaJh+Bfh@ CJaJh+Bfh@ 5CJaJh+BfhCJaJhCJaJhoCJaJh+Bfh/CJaJh/h/CJaJhQCJaJhpCJaJh/CJaJ- .E(@B~?I")ѱteVVVeeh%fh=sCJaJmH ,sH ,h%fhCJaJmH ,sH ,h%fhqzSCJaJmH ,sH ,h%fh<CJaJmH ,sH ,h%fhZ=CJaJmH ,sH ,h%fh55CJaJmH ,sH ,h%fhZ=5CJaJmH ,sH ,h%h75CJaJmH ,sH ,h%h7CJaJmH ,sH ,h%hACJaJmH ,sH ,h%hA5CJaJmH ,sH ,!)34DExJR`bhz|$ĵĠĂđđđs^)jh%fh 0JCJUaJmH ,sH ,h%fh CJaJmH ,sH ,h%fhCJaJmH ,sH ,h%fhCJaJmH ,sH ,)jh%fh0JCJUaJmH ,sH ,h%fhCJaJmH ,sH ,h%fh}CJaJmH ,sH ,h%fhZ=CJaJmH ,sH ,h%fh<CJaJmH ,sH ,h%fh=sCJaJmH ,sH ,$$BJLb /<?@HXj&(DGHJӯӠӑđӂđӠӠh%fh=sCJaJmH ,sH ,h%fhCJaJmH ,sH ,h%fhQCJaJmH ,sH ,)jh%fh00JCJUaJmH ,sH ,h%fh<CJaJmH ,sH ,h%fh}CJaJmH ,sH ,h%fh0CJaJmH ,sH ,h%fhCJaJmH ,sH ,3JKOUWf<?@HPYZ[djnw{}~ĵӦ񵦈yyh%fh=sCJaJmH ,sH ,h%fhKSCJaJmH ,sH ,h%fhb0mCJaJmH ,sH ,h%fh,XCJaJmH ,sH ,h%fhN;CJaJmH ,sH ,h%fh<CJaJmH ,sH ,h%fhCJaJmH ,sH ,h%fhQCJaJmH ,sH ,h%fh}CJaJmH ,sH ,/,/129Sg!#-5  !!!!! 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El perodo que va desde el nacimiento a la iniciacin, y que parece corresponder a la infancia entre nosotros, se divide en pequeos ciclos, cada uno identificado con trminos diferenciados para gnero masculino y fememnino (excepto para los bebs de brazos). La semejanza de la versin original desde texto, usar los trminos en lengua portuguesa beb (de barzos) y nios (caundo ya anda) en general, diferenciando nios y nia cuando es necesario. Ver sobre las clases de edades Xavante en Lopes da Silva (1986) e Nunes (1997).  Sobre la importancia del mirar en la transmisin de conocimiento, ver Nunes 1999, captulo 3.  Nios de 9-10 aos y mas ayudan a llevar/traer e mais ajudam a levar/trazer cuencas como vajilla, pero solo lavan si no tienen opcin. Hasta los 8-9 aos lo hacen, sin problemas pero si en las familias hubiera nias que desempeen esa tarea ellos son liberados, aunque acompaene a las madres, tas, hermanas a la orilla del ro.  Adems de estos juegos que acabo de describir, hay otro grupo, que tambin desafa el cuerpo y obliga a seguir un conjunto de reglas preestablecidas: las escondidas, la payana, el ftbol. Son juegos que involucran a muchos nios al mismo tiempo, los nios y nias, participan con gran conmocin.  Informaciones recoelctadas en una investigacin sobre juegos de calle en Carapicuiba, entre 1984 y 1987.  Novaes (1993) afirma que en las comunidades indigenas la casa no es referencia para elaboracin de identidades y si el espacio de la aldea, notando que los nios no dibujan casas aisladas y si aldeas. En los dibujjos que recog hay, en tanto, casas aisladas y agrupadas, la aldea, marcas de espacios y caminos.  La convivencia de los Xavante, sin embargo, no siempre es pacfica. Entre facciones polticashay tensiones y conflictos reales, a menudo con graves consecuencias. La referencia en la literatura a Xavante como un pueblo enojado, se reitera por s mismos..  Para una descripcin detallada, ver Lopes da Silva (1983), Maybury-Lewis (1984) y B.Giaccaria e A.Heide (1984).     PAGE \* MERGEFORMAT17 ,,,,,,- --"-)-*-3-4-H-I-T-U-k-m-{-----------------..J.b.c.j.k..////////////////00000%040:0;0I0J0W0hAB*ph"""hA0JB*ph"""hAjhtTh%f0JU htTh%fhAhAB*ph"""hAhA0JB*ph""" hAh%fHW0X0h0i0j0k0r0s00000000000000111111 1"1#1%1&1;1<1>1?1B1C1D1ļļļļĴě hih hAhAmHnHsHuh%fjh%fUjhT#UhT#hA htTh%fjhtTh%f0JU hAh%fhAhA0JB*ph"""hAhAB*ph"""&1!1"1$1%1@1A1B1C1D1$a$ 21h:p,X. 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Entre juegos y tareas: Una etnografia de las actividades cotidianas de los niños A’uwẽ-Xavante (MT, Brasil)

Creators:Nunes, Ângela

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Descripción

Resumen: En este articulo presento una etnografía de la vivencia lúdica presente en las actividades cotidianas de los niños  indígenas A’uwẽ -Xavante, que no solo se manifiesta en juegos sino también traspasa a su participación en tareas de producción familiar y comunitaria. Desarrollado entre 1990-1996 y originalmente publicado en 1997 como parte de mi tesis de maestría, este estudio evidencio la ausencia de estudios antropologicos sistemáticos que hasta entonces habia centrados en la infancia indigena en Brasil, y sobre infancia en general, y tuvo como objetivo traer a la infancia a un primer plano, intentando demostrar que la “antropología de la infancia” era posible, viable y que abriría nuevas perspectivas  para el conocimiento de las sociedades. Jugar es propuesto como una especie de “denominador común” de los niños de todo el mundo, manifestando universalidad y concretando su esencia en la singularidad sociocultural de cada pueblo.

Metadatos destacados

Colecciones
Lúdicamente

Editor

Carolina Duek y Noelia Enriz

Fuente

Lúdicamente; Vol 2, No 4 (2013): Los objetos del (y para el) juego

Citación

Nunes, Ângela, “Entre juegos y tareas: Una etnografia de las actividades cotidianas de los niños A’uwẽ-Xavante (MT, Brasil),” Archivo PPCT, consulta 6 de mayo de 2025, http://archivoppct.caicyt.gov.ar/items/show/7238.

Dublin Core

Autor

Nunes, Ângela

Fuente

Lúdicamente; Vol 2, No 4 (2013): Los objetos del (y para el) juego

Editor

Carolina Duek y Noelia Enriz

Fecha

2014-03-10

Derechos

Señores Revista Lúdicamente: Por medio de la presente quiero autorizar la publicación de mi artículo en la revista Ludicamente. Asimismo, dejo constancia de que este artículo es un documento inédito y original y que me encuentro de acuerdo con las políticas editoriales de la revista, por lo que este escrito se podrá reproducir total o parcialmente (siempre y cuando se cite la fuente y sea con fines académicos –open access-) a partir de la revista impresa, de su versión electrónica o de cualesquiera de las bases de datos en que se encuentre la revista (lúdicamente.com.ar / ppct.caicyt.gov.ar/index.php/ludicamente). Ambos portales son de acceso libre, sujetos a licencia Atribución-NoComercial 2.5 Argentina (CC BY-NC 2.5 AR) La revista no percibe en ningún caso el cobro de cuotas por recepción y/o procesamiento de artículos (APC).Lúdicamente cuenta con protocolos de interoperabilidad Open Archives Initiatives - Protocol for Metadata Harvesting: http://ppct.caicyt.gov.ar/index.php/ludicamente/oaiLos autores mantienen los derechos de publicación y los derechos sobre sus artículos sin restricciones.

Idioma

spa

Tipo

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